Inercia y circunstancia la brújula electoral rumbo a Tamaulipas 2027
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9/8/20252 min read


Inercia y circunstancia la brújula electoral rumbo a Tamaulipas 2027
En política, las encuestas no son bolas de cristal. No predicen el futuro con exactitud, pero sí pueden funcionar como brújulas que orientan el rumbo. Para leerlas con inteligencia es necesario reconocer que no todas las preferencias tienen el mismo peso ni la misma estabilidad.
La recordada encuestadora María de las Heras (1954–2012), pionera del análisis demoscópico en México y fundadora de De las Heras Demotecnia, dejó un legado fundamental en su libro “Por quién vamos a votar y por qué”. Allí presentó el modelo de inercia y circunstancia, que sigue siendo vigente y útil para entender el comportamiento electoral.
Este modelo parte de una idea estratégica: hay votos que se mantienen firmes con el tiempo —eso es la inercia— y hay votos que se mueven con el viento de la coyuntura —esa es la circunstancia—. La inercia son las lealtades históricas, las estructuras partidistas, el voto duro que resiste cambios. La circunstancia, en cambio, son los factores del momento: un candidato carismático, un escándalo, una crisis económica, un buen gobierno.
Aplicar esta mirada a Tamaulipas 2027 nos permite ver el panorama con mayor claridad. En junio de ese año los tamaulipecos elegirán alcaldes, diputados locales y diputados federales. El año electoral arranca en septiembre de 2026, pero la pregunta estratégica es: ¿debemos esperar hasta entonces para empezar a medir? La respuesta es contundente: no.
Medir desde hoy es clave para trazar la línea base de la inercia. ¿Cuánto pesa realmente el voto duro de cada partido en cada municipio? ¿Dónde hay bastiones sólidos y dónde hay territorios en disputa? Esa información no se construye en meses, sino a lo largo de años.
En paralelo, habrá que observar cómo se mueven las circunstancias. Entre 2025 y 2027 veremos la evaluación del gobierno estatal, el desempeño de los alcaldes reelectos, la influencia de la narrativa nacional, los efectos de los programas sociales y la percepción ciudadana sobre temas como seguridad y economía. Todo eso serán vientos que empujen o debiliten la inercia inicial.
Quien mida desde ahora tendrá la capacidad de distinguir lo estructural de lo coyuntural. Esa diferencia es decisiva: un aspirante puede subir momentáneamente por un efecto mediático, pero sin base de inercia el crecimiento será efímero. Al contrario, un candidato con voto duro sólido puede parecer rezagado, pero terminar imponiéndose cuando las circunstancias le sean favorables.
La enseñanza es clara: la brújula electoral no se construye en un año, sino con la acumulación de tendencias en el tiempo. Por eso, empezar a medir hoy no es un lujo, es una inversión en certeza.
En 2027, Tamaulipas no solo tendrá una elección más. Será una prueba de fuego para las estructuras partidistas, para los liderazgos locales y para la capacidad de los estrategas de leer a tiempo las señales que dejan la inercia y la circunstancia. Porque en política ganar no es solo sumar votos: es saber anticipar lo que permanece y lo que cambia.
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