El poder que se construye en silencio

Alberto Rivera

8/9/20252 min read

El poder que se construye en silencio

Hay cosas en política que no se anuncian, pero se sienten. Se perciben en los gestos, en las visitas que parecen casuales, en los saludos que antes no existían y ahora son cotidianos. Se respira en el ambiente como ese aroma que no sabes de dónde viene, pero que anuncia que algo está a punto de suceder.

Oficialmente, falta mucho para que las campañas de 2027 comiencen. Los calendarios electorales dicen que todavía hay tiempo. Pero el verdadero reloj de la política no está en las fechas impresas; late en otro lado, en un compás que solo escuchan quienes saben leer el poder. Y en ese reloj, las manecillas ya corren.

En la trastienda de la política, lejos de los anuncios formales, ya se acomodan las piezas. No son mítines ni ruedas de prensa; son reuniones discretas donde se cruzan listas de líderes, mapas de influencia y diagnósticos de territorio. Hay actores que ya han trazado rutas precisas, identificando barrios clave, nodos de opinión y grupos que pueden inclinar la balanza. Las causas comunitarias se convierten en puntos de encuentro, los programas sociales en puentes de legitimidad, y los gestos de presencia en señales calculadas. Todo parece gestión rutinaria, pero en realidad es estrategia en marcha.

La política, cuando se juega en serio, no empieza con discursos ni con anuncios espectaculares. Empieza en la construcción de confianza, en sembrar presencia sin saturar, en convertirse en parte del paisaje emocional de la gente. Es un trabajo artesanal que no se puede hacer a la carrera. Y quienes lo están haciendo hoy tendrán un terreno fértil cuando llegue la hora de la siembra.

El gran error de muchos aspirantes es esperar “el momento” como si la política fuera una carrera de arrancones. Creen que el poder se conquista con un golpe de efecto y olvidan que las victorias se amasan despacio, con paciencia. Cuando llegue la fecha oficial, quienes arrancan de cero estarán corriendo detrás de quienes llevan años tejiendo en silencio.

Ahora mismo, mientras la conversación pública está distraída, hay actores que ya ensayan su papel para dentro de dos años. Ajustan su imagen, prueban mensajes, fortalecen alianzas improbables. A simple vista, parece gestión cotidiana. En realidad, es la primera etapa de una campaña que, cuando se muestre, estará lista para competir con ventaja.

La política se parece más a un tablero de ajedrez que a una carrera de velocidad. Cada pieza que se mueve hoy, por pequeña que parezca, puede decidir la partida mañana. Y no todas las jugadas se ven; las más importantes ocurren lejos de las cámaras, en esa zona de penumbra donde se definen los acuerdos.

En 2027 habrá quienes ganen por popularidad y habrá quienes ganen por estrategia. Los primeros dependerán de un momento; los segundos habrán construido una historia que la gente ya compró antes de que les pidieran el voto. Y en política, cuando un relato se instala en el corazón de un territorio, la campaña oficial solo confirma lo que la comunidad ya decidió.

Por eso, más que preguntarnos si las campañas ya empezaron, la pregunta real es otra: ¿estamos jugando en el tablero correcto? Porque mientras algunos siguen esperando que suene la campana, otros ya están librando batallas invisibles. Y esas, casi siempre, son las que definen el resultado.